Me encontraba en un estado etéreo, mi cuerpo físico no estaba presente, yo flotaba libre por el espacio y algunas estelas espirales y lineales de luz de neón cruzaban frente mis narices, enormes, fluorescentes, retumbantes de colores brillantes en medio de la oscuridad, en el fondo yo sabía que todo era un lenguaje, la realidad codificada, algunas de esas estelas representaban, arboles, jardines, llamadas telefónicas, noches, aventuras, discursos, romances, pensamientos, era la realidad vista del otro lado del espejo, el sonido era bello, constante, brillante, armónico, una citara sólo describiría un uno por ciento de magnifica belleza, con coros repentinos, harpas, metales, un jazz esporádico. Yo era todo y nada, espectador y actor al unísono, era la letra y la palabra, el átomo y el fotón, el aquí y el allá, la oruga y la mariposa, dorado, omnisciente. Comencé a percibir colisiones entre algunas estelas de luz, de donde procedían también disonancias acústicas. Al estrellarse dichas luces se fragmentaban como cristales, algunos solo se evaporaban, la mayoría tenía un ciclo, comenzaban de nuevo, como pequeñas esferas pequeñas como perlas, brillantes y vibrantes, que al estallar partían hacia nuevos ciclos con nuevos objetivos, nueva música y nuevas geometrías. Geometrías que al concluir su ciclo simétrico, se descomponían en materia física, o en espacio vació y formaban abismos, y los abismos absorbentes tragaban la materia física y la escupían de regreso en formas extrañas, primitivas, relajadas, casi expresivas, alusivas a objetos decorativos, utilerías flotantes que adquirían peso con el paso de las horas…. El llanto de una bicicleta susurrante se acercaba a la cabaña, húmeda y crocante, la mañana era nublada y fresca, no fue el sonido de la bicicleta lo que me despertó sino el golpe de una pieza cerámica que rompió en mi mollera. Los trozos no correspondían a nada que hubiera existido en mi habitación.Diseño y Texto Oliver Gómezhttp://lacanciondelfauno.blogspot.mx/2016/02/fractales.htmlRead more…
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